La sorpresa, primero, y el más profundo estupor, después, experimentó el pueblo argentino cuando se enteró de que, en San Juan, una maestra había efectuado el baile del caño con el mástil de la bandera. Y es lógico: quien mancilla de tal manera el trapo máximo, posteriormente no dudará en introducirse una escarapela en el ano o usar el escudo patrio para servir la comida a Sultán o a Fido. Entonces, lo que comenzó como una broma desubicada, derivaría en oprobio a la Nación, lo cual ya dejaría de ser simpático. ¿O acaso está bien despreciar y degradar los símbolos patrios? ¿Es correcto defecarse en la bandera? ¿Está bien orinar sobre una escarapela?
jueves, octubre 11, 2007
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